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PRIMERA PUBLICACIÓN COMPLETA DE LAS ESCRITURAS

Muchos años atrás los viajes entre Kioto y Osaka se hacía en botes a lo largo del río Yodo. Un día tres jóvenes monjes tomaron por casualidad el mismo bote juntos. Los tres monjes eran Kokei del Todaiji en Nara, Manzan de la Escuela Soto y Tetsugen de la Escuela Obaku de Zen. La afinidad kármica que los llevó a tomar el mismo bote era profunda, y hablaron entre ellos de las promesas que habían hecho.

Kokei del Todaiji: “La Sala del Gran Buda se quemó durante las guerras, y no puedo soportar ver al Gran Buda de Nara expuesto a la lluvia. Antes de morir quiero reconstruír la Gran Sala”.

Manzan de la Escuela Soto: “La Escuela Zen venera la Transmisión de la Lámpara y cada uno da importancia a su Linaje Darma; sin embargo, las líneas de transmisión están tan desorganizadas que nadie sabe cuántas generaciones le separan de Dogen Zenji, y no hay nadie capaz de encontrarle pies ni cabeza a estas genealogías tan importantes. Quiero arreglar esto para que cada quien pueda saber con facilidad a qué linaje pertenece y cuántas generaciones le separan de Dogen Zenji”.

Tetsugen de la Escuela Obaku: “Aunque han pasado ya más de mil años desde que se introdujo el Budismo a Japón todavía no se ha publicado aquí una colección completa de los sutras. Estamos usando libros sutra impresos en Sung China, Ming China y Corea. Si no usamos estos libros entonces tenemos que copiarlos uno por uno, es por eso que quiero imprimir la colección completa”.

Ellos eran del tipo de personas que dejan huellas en la historia, y cada uno vivía una gran promesa desde muy temprana edad. Además, el hecho de haber vivido en la misma era, y haber tomado el mismo bote, no tiene precedente en la historia.

Pasaron veinte años después del primer encuentro. Kokei recorrió todo el país colectando donaciones, y en 1709 se inauguró solemnemente la Sala del Gran Buda de Nara, conocida en la actualidad como la estructura de madera más grande del mundo. También Manzan se mantuvo ocupado, logrando al fin en el año 1699 que el gobierno shogun actuase y cumpliendo su promesa al corregir el desorden en la línea de sucesión de la Escuela Soto. Tetsugen cumplió espléndidamente con su parte, publicando en el año 1678 las escrituras completas.

La impresión de las escrituras requería del grabado de cientos de miles de placas de madera, una empresa sumamente costosa, pero Tetsugen se dedicó a ella con una devoción sobrehumana. Cuando ya había reunido fondos suficientes para la publicación se produjo una gran hambruna y las gentes deambulaban por las calles, muriendo algunos de ellos de hambre. Al ver esto, Tetsugen donó todo el dinero que había colectado con tanto esfuerzo para ayudar a los hambrientos, y reinició su tarea desde el principio. Cuando el dinero obtenido de la segunda colecta era ya suficiente para la publicación la hambruna, esta vez acompañada por inundaciones, azotó de nuevo el lugar y, como la vez anterior, Tetsugen donó a las vícimas todo el dinero que había colectado. Aún así, con los fondos colectados la tercera vez pudo lograr su meta.

El primer día de la colecta Tetsugen se paró a la entrada del Puente Sanjo, un puente muy transitado, y solicitó donaciones a los transeúntes. El primer hombre en pasar fue un samurai, quien a pesar de las fervientes súplicas de Tetsugen pasó de largo, pretendiendo no darse cuenta.

Tetsugen continuó:

“Please contribute, even if it’s only a small amount”
“No! I won’t.”
“Please?”
“No!”

Esta conversación se mantuvo por cuatro millas. Al final y muy a su pesar el duro samurai se cansó, y diciendo “¡Qué monje tan pesado!” lanzó un centavo a Tetsugen.

“Gracias. Gracias” le dijo Tetsugen.

Al ver cuán cortésmente Tetsugen recibió el dinero y se lo agradeció, el samurai preguntó “Honorable monje, debes decirme por qué estás tan feliz después de haberme seguido hasta tan lejos y haber recibido solo un centavo “.

“Esta es la primera donación que recibo después de haber hecho una gran promesa, y eres la primera persona que ha donado; si no hubiese recibido este primer centavo, quizás la duda hubiese invadido mi mente. Pero ahora que he recibido esta donación estoy firmemente convencido de que podré cumplir con mi promesa. Es por eso que estoy feliz" respondió Tetsugen, obviamente conplacido consigo mismo. Luego regresó al mismo lugar a la entrada del Puente Sanjo.

La colección de sutras que conocemos actualmente como Edición Obaku de la Colección de Sutras consta de 6771 volúmenes. Este trabajo pudo completarse gracias al espíritu puro y desinteresado y a la promesa de Tetsugen Zenji.

Cuatro promesas
Los seres son incontables: Prometo liberarlos.
Las falsas creencias son interminables: Prometo ponerles fin.
Las puertas de Dharma son infinitas: Prometo entrarlas.
Los caminos de Buda son insuperables: Prometo alcanzar la iluminación en ellos.

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