Use of Cookies

Our website uses cookies to facilitate and improve your online experience.

OK
  • messenger
  • Preguntas frecuentes
  • Contactenos
  • Rechercher
Close

VIVIENDO EL AQUÍ Y EL AHORA

El Tenzo Kyokun fue compilado por Dogen Zenji cuando tenía trenta y ocho años de edad y vivía en el templo Koshoji, en Uji. Es un libro de instrucciones para el “Tenzo”, o monje encargado de preparar los alimentos en un templo Zen.

Dogen Zenji se trasladó a Song China cuando tenía venticuatro años junto a Myozen, otro monje, en busca de las verdaderas enseñanzas budistas.

Dogen escribió: “El nombre “Budismo” se conoce en Japón desde hace ya muchos años, pero nunca se ha escrito acerca de la forma correcta de preparar los alimentos para quienes se encuentran en formación en la Sala de los Monjes, y nunca nadie me ha enseñado como hacerlo”.

Tal y como él mismo lo ha escrito en el Tenzo Kyokun, Dogen Zenji fue a Song China y a través de encuentros con diferentes tipos de personas se dió cuenta de que el trabajo de un Tenzo no se diferencia mucho de la práctica de zazen.

Dogen Zenji tuvo la siguiente experiencia cuando estaba en el templo Keitokuji en la Provincia Chekiang, China. Un día que iba a visitar a Myozen, su compañero de viaje que se estaba recuperando de una enfermedad en el hospital, pasó por la Sala del Buda. Allí vió a un viejo monje con la espalda curva como un arco y las cejas blancas como plumas de grulla. El viejo monje secaba hongos sobre las baldosas del patio, uno por uno.

In a large temple great quantities of mushrooms are consumed, therefore, many are dried in the hottest part of the summer and put away for future use. The old monk, Yung Osho, supported himself with a bamboo staff, and in spite of the heat wore no hat, so he was drenched with sweat. He was totally absorbed in his task. In the scorching sun the paving tiles were as hot as an oven.

En un día tan caluroso este tipo de trabajo no habría sido sencillo ni siquiera para alguien joven, y para un monje de casi setenta años debe resultar muy duro.

Al ver esto Dogen, monje joven, se apiadó del viejo hombre y acercándose le preguntó “¿Cuántos años tienes? ”.

El viejo cocinero del templo se detuvo un momento y respondió: "Este año cumpliré sesenta y seis años”.

"Una persona de tu edad no debería estar haciendo este tipo de trabajo; ¿por qué no pides a otra persona que lo haga por ti?”, sugirió Dogen, preocupado.

“Los otros no son yo”, respondió el cocinero con dureza. Dogen sentiría que un puñal le clavaba el pecho.

“Eso es cierto, pero, ¿por qué no descansas un poco? No deberías abusar de tu cuerpo”, replicó Dogen de forma bondadosa.

El viejo cocinero del templo respondió con firmeza: “¿Qué otro momento debería esperar?”, y continuó con su labor.

Este segundo puñal penetró aún más profundamente que el primero. Las palabras del monje eran verdaderas joyas, y cada una hizo eco en el interior de Dogen, quien se sintió incapaz de decir nada más.

Más tarde escribió: “Abandoné el intento. Pero mientras caminaba por el pasillo me di cuenta en mi interior de la importante función de su trabajo”.

“Los otros no son yo”. Esta declaración define la ubicación en el espacio, el “aquí”. Y “¿Qué otro momento debería esperar?” define la ubicación en el tiempo, el “ahora”. “No otra persona – Yo; No otro momento – Ahora”. La Realidad es el lugar en donde este "aquí” y este “ahora” se cruzan.

Nunca habían sido tan violentas las altas y bajas de la vida como lo son en estos días.

Si esta forma de decirlo resulta trivial, podría decirse de otra forma: que los cambios sociales y el desarrollo nunca habían sido tan extremos como lo son en estos días.

El futuro prometedor soñado durante el período de rápido crecimiento económico se ha convertido en un cuento de fantasía.

La revolución tecnológica terminó cambiándolo todo, no solo los procesos de producción, sino también desde la estructura de la industria hasta la estructura de la sociedad, antes de que nos diésemos cuenta. Muchas personas se lamentan constantemente por la desgracia de la ruina que trajeron estas nuevas fuerzas.

En consecuencia, todos quieren saber cuándo, cómo y en qué dirección cambiará el mundo. Sabemos que si dejamos caer un vaso sobre el concreto se romperá, pero no sabemos en cuantos pedazos. De igual forma, nadie sabe exactamente qué tipos de cambio ocurrirán. El futuro incierto, el tiempo ya pasado, y las personas a nuestro alrededor, son cosas con las cuales no podemos contar mucho. Es por esto que lo más importante es adquirir la habilidad de adaptarse a cualquier cambio o, dicho de una forma más precisa, adquirir el sentido del yo necesario para dominar cualquier situación e influir libremente y a voluntad sobre nuestro medio ambiente, el cual cambia todo el tiempo.

Esto no es más que vivir completamente nuestra vida-aquí-y-ahora, lo más cierto que tenemos en este mundo incierto.

El Zen y Shobogenzo, escrito por Dogen Zenji, nos enseñan como hacerlo.

Page TOP